¿PARA QUÉ ESTUDIAR HISTORIA?

Por Sergio Bedolla Lara

Licenciatura en Historia

Universidad de Guanajuato

A la edad de 17 años fue cuando le conté a mi familia que quería estudiar historia, y como era de esperarse las reacciones no tardaron en llegar, inmediatamente me empezaron a llenar la cabeza con dudas, preguntas y, en general, con ideas negativas sobre esa carrera; por fortuna no tarde en convencer a mi madre para que me dejara estudiarla, pero el problema continuo con mis hermanos, que mediante comentarios algunas veces con doble intención y otras veces con una queja más clara que el agua, trataban de desanimarme para que no me metiera a esa licenciatura, lo bueno es que sus opiniones entraron en oídos sordos.

Algunas de las preguntas más frecuentes que me hacían eran, por ejemplo: “¿por qué quieres estudiar historia?” “¿para qué quieres estudiar algo que ya paso y que ya no tiene importancia?” “¿qué encuentras de interesante en eso?” Por decir algunas de las menos altisonantes.

En ese tiempo solo podía responderles con el simple argumento: “Porque a mí me gusta”. Sorprendentemente con eso y con el apoyo de mi madre logre callar sus negatividades. Aunque técnicamente se podría decir que les gane con ese argumento, no puedo evitar sentir un poco de vergüenza por esto. El avergonzarse por eso no proviene de que haya sido este una mentira, porque es solo la verdad, en verdad me gusta la historia, sino que proviene de la misma simpleza de ese argumento que no responde verdaderamente a ninguna de esas preguntas. Es por eso que he decidido tomar esta oportunidad para responderles:

“Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo” es una cita del libro de George Santayana La razón en el sentido común, esta es probablemente la frase más famosa que cualquier historiador, al menos entre los jóvenes estudiantes, utiliza cuando no desea profundizar y desea encontrar una manera rápida de responder a esa pregunta, pero ¿qué tan verídico es este argumento?

Desde que empecé la carrera de historia, al menos yo, nunca he conocido a algún historiador cuyo principal objetivo sea el de predecir el futuro, y eso es precisamente lo que implica esa frase. Parece que con el objetivo de que en la sociedad general se acepte la historia como algo importante, se ha difundido esta, si se puede decir de esa manera, mentira, que solo resulta cierta cuando se habla de los historiadores positivistas, y aun dentro de estos solo los más fanáticos del modelo cientificista se atreven a declarar la frase ya mencionada como verdadera.

Pero entonces, si lo que buscan los historiadores no es poder predecir el futuro, entonces ¿por qué se estudia la historia? La respuesta resulta sorprendentemente fácil de deducir; está se divide en dos partes, que generalmente dependen de cuánto tiempo la persona lleva estudiándola. La primera es precisamente la que ya he dicho arriba, simplemente porque a uno le gusta, la disfruta, existe un placer en la lectura y en lograr “descifrar”, si se me permite utilizar ese término, el código de una sociedad, una región, un país, de una persona, etc. anteriores a nuestro tiempo. La segunda es en donde ocurre lo interesante, parece que mientras uno más se sumerge en el mundo de la historia, claro dirigido por los maestros, va descubriendo que de alguna u otra marera empieza a entender las ideologías, las acciones, las formas de ser de las sociedades modernas, y no solo del país y/o región al que pertenece, sino también logra entender el porqué de algunas “peculiaridades” de otras sociedades.

Es un grave error creer que los acontecimientos históricos tienen nada de importancia en las sociedades actuales porque es precisamente todo lo contrario, las sociedades contemporáneas están formadas a raíz de los acontecimientos ocurridos en el pasado, tan solo en la sociedad mexicana es relativamente fácil encontrar el porqué de muestra mentalidad, de nuestra forma de hablar el castellano, nuestra situación económica, nuestro color de piel, etc. tan solo con ver el pasado.

Y es ahí en donde entra la verdadera “utilidad” de la historia y de los historiadores, si uno quiere conocer por qué las cosas son como son, simplemente hay que mirar al pasado.

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4 comentarios en “¿PARA QUÉ ESTUDIAR HISTORIA?”

  1. Iraís M. Reyes Toledo Says:

    Tienes mucha razón, verdaderamente la historia es una parte fundamental para comprender a la sociedad, uno como estudiante se va dando cuenta de todo esto que tú planteas, comprendes tu entorno y al menos para mi esa es la mayor utilidad de estudiar historia, el comprender y entender a la sociedad actual y obviamente a la pasada.

  2. Cristian Rea Says:

    Creo que los que estudiamos historia algunas vez nos hemos enfrentado con varias cuestiones del ¿por qué estudiar historia? más de alguna vez (o al menos en lo personal), queriendo responder con un fuerte y directo “que te importa” pero esto solo para evitar las constantes preguntas de gente tan prejuiciosa y poco argumentativa. La verdad es que es más que un gusto, es el simple placer del saber el porqué de las cosas y sus respectivos efectos en la vida.

  3. Carlos Ernesto Saldaña Says:

    Yo pienso que las humanidades se estudian por convicción y no por necesidad, es decir, generalmente nosotros para estudiar historia no lo hacemos por presión social, ni por necesidad económica. Mas bien, corresponde a convicciones particulares, para algunos es la necesidad del conocimiento, pue en lo personal considero a la historia una de las disciplina mas completas, algunos otros lo hacen para difundir la historia o para enseñarla, y es ahí donde entra esa razon del porqué difundirla o enseñarla, y en esa cuestión estoy de acuerdo en que la historia nos debe ayudar a comprender el prensente a través del pasado, pero tambien para poder comprender cada época como corresponde y fascinarse por los hechos que la humanidad ha acontecido.

  4. Mariana Perea Says:

    Estudiar el pasado no sólo permite conocer las consas como son, sino apreciar su valor y consecuencias. Me parece que nos saca del presentismo que padece nuestra generación, para enfrentarnos a realidades que rompen con nuestros horizontes y retan nuestra imaginación, de tal manera que podemos tener una idea más profunda de las afectacciones que traerán los aconteciminietos que vivimos y en los que actuamos, por lo que nos compromete a volvernos actores y no sólo espectadores


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